El descaro, la vergüenza y el miedo a los muertos

Kichner en vida fue descalificado sin reparos, pero después de muerto paso a ser un gran dirigente “más allá de las diferencias”

Por Ángel Vicente

Néstor Kichner en vida era el blanco perfecto de todas las críticas. Autoritario, chabacano, impuntual, hegemónico, corrupto, delincuente, patotero y por ahí sigue la lista…

Desde la instauración del Kirchnerismo como elemento de poder desfiante hemos visto desfilar dirigentes, analistas, periodistas, ruralistas  y cuanto monigote almorzara en los estudios de América 2, disparando balas de plata sin ponerse colorados con funestas tergiversaciones y mentiras. Pero todo tiene un límite, y ese límite es la Parca, que cuando te busca y te lleva  te hace mejor persona. Y es por eso que escribo estas líneas

Desde el fatídico, 27 de Octubre de 2010, la frase más recurrente de los dirigentes opositores fue “ más allá de las diferencias”, algunos, como Oscar Aguad, fueron más allá exponiendo que la muerte de Kirchner hacia tambalear el tablero político y que era el momento de dialogo con el gobierno. Pero yo personalmente me orino sobre la primera frase, porque no le tengo miedo a la muerte, y no le tengo miedo a los muertos.  Kichner en vida fue descalificado sin reparos, pero después de muerto paso a ser un gran dirigente, un animal político…  “más allá de las diferencias” of course.

Por momentos se lo culpó hasta de su propia muerte con informes médicos incomprobables que dan cuenta de que Néstor Kirchner debía frenar y su ímpetu no lo permitió-

La muerte de Kirchner fue el último gran acto militante del compañero. La construcción del mito fue el último eslabón de una construcción política perfecta que solo le faltaba el elemento místico para perdurar y trasvasar generaciones actuales, pasadas y posteriores. Para los peronistas es un daño irreparable, es la desaparición física del reconstructor de la identidad militante.

No debemos permitir que el mito sea construido por sus detractores, no debemos aceptar los mimos hacia nuestros muertos, porque no debemos olvidar que son ellos quienes lo querían muerto, ellos le desearon la muerte… pues bueno ahí lo tienen, bien muertito… ahora háganse cargo. Y por primera vez en mi vida voy a respetar a Elisa Carrió, quien fue la única que después del deceso se llamó al silencio, por culpa o por respeto. ¿Quién Sabe?

Hay quienes creen que el poder enceguece a las personas, yo creo que las muestra tal cual son, las expone frente a la sociedad. El juzgamiento es público y el resultado de la exposición es la transformación de ser meros seres despreciables a seres despreciables públicos o políticos.

Pero en las personas extraordinarias como “El Flaco” son solamente personas en razón de que el morbo social, con el que nos ametrallan desde la comunicación masiva, juzga y expone las conductas desviadas, siendo las actitudes nobles parte del deber ser y no por eso debe ser noticia.

Salvo después de la muerte en donde los errores se tapan por el miedo a joder con los muertos.

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